Hoy ha sido un día impresionante y con mucha emoción. Como cada mañana, nos hemos levantado y preparado todo para los duendecillos, hemos alimentado el cuerpo, y posteriormente el alma con las bellísimas oraciones de los niños en la devocional.
Después hemos pasado a las clases, donde hemos aprendido muchas cosas sobre la estancia de Bahá’u’lláh en Akká y en Mazraih.
En la segunda sesión, tras el descanso para el almuerzo, nuestros maestros nos han hablado sobre la importancia de una educación universal, un idioma universal y la existencia de un solo Dios, y hemos podido comprender muchas cosas.
A las 14:00 pasamos a comer la riquísima comida que nos habían preparado los de cocina con tanto amor. Nada más terminar corrimos a las habitaciones a ver lo que nos habían dejado los duendecillos, y poder comprar helados con los puntos conseguidos.
Nos pusimos el bañador emocionados y pasamos a los juegos de agua tan divertidos que nos habían preparado nuestros monitores. Nos lo pasamos en grande mojando a nuestros compañeros, maestros y talleristas, con globos de agua, mangueras, cubos… ¡Fue alucinante!
Después de ducharnos bien, como estaba lloviendo, entramos al salón; donde estuvimos casi 1 hora y media en una sesión de consulta. Hablamos de los fondos, del trabajo que hacen las ONGs, de cómo ayudar a los mendigos en vez de darles dinero, la importancia del amor y cariño hacia los hermanos… Todos los niños estábamos impacientes de poder hablar y no parábamos de levantar la mano. Fue una sesión innovadora y muy interesante. Terminamos hablando de la moderación y de que la alegría “nos da alas”; y con esto muchos de nosotros subimos a contar unos cuantos chistes para acabar felices y entre muchas risas.
Después de la merienda tuvimos una sesión de talleres: En el taller que nos preparó Eliana, preparamos un detallito para los padres; en el de papiroflexia de Shirín, estuvimos haciendo manualidades y fue súper divertido; en el de música, con Guille y Dani, creamos unos ritmos increíbles y cantamos todos juntos; en el de dramatización, con Aintzane aprendimos sobre todo a expresar teatro con el cuerpo y representamos un pequeño teatrillo por grupos. ¡Fueron todos increíbles!
Cuando acabaron nos fuimos a cenar, y tras un ratillo de tiempo libre fuimos al salón para otra noche mágica de talentos más. Ahí nos encontramos con dos personajes más, Nasim y Sina. Nasim era una fanática religiosa y Sina un científico loco. Tenían un plan maligno: querían raptarnos y robarnos el talento. Pero por suerte aparecieron los religiosos de ayer, Roberto y Sara, y los científicos, Rubén y Nura, para seguir buscando ese talento que necesitaban. Al final de la noche descubrieron a los malvados, y tras hablar con ellos, se desveló que en el fondo, Nasim y Sina también eran buenos. Porque todos los seres humanos son nobles por naturaleza.
Descubrimos que juntando todos los talentos podríamos salvar al mundo, mediante la unidad en diversidad; y por ello acabamos cantando todos la canción de la Escuela.
Además, la jueza Demiurgo interrumpió la noche de talentos, pero ninguno de los monitores se dio cuenta, ya que paró el tiempo. Nos dijo que sólo nos quedaban dos días para demostrarle que podemos cambiar el mundo. ¡Qué noche tan emocionante!
Con todo esto, nos fuimos a la cama; pero no sin antes hacer unas bellas oraciones, y contar un cuento de ‘Abdu’l-Bahá como cada noche.